jueves, 30 de mayo de 2013

Reportes de entrevistas Parte 1 (Allison Lawrence)

Reportes de entrevistas
 
- Entrevista a Allison Lawrence
“Me tocó venir a Perú por casualidad, porque cuando entramos al voluntariado del cuerpo de paz no sabemos a dónde nos van a mandar, yo entré a internet a ver a dónde me iban a mandar para ver si aceptaría o no, cuando vi que me tocaba Perú mi mamá se alegró porque ella había vivido un tiempo en Lima, y yo también quería venir, porque antes vine de visita y me gustó; mi papá me decía que lo piense bien, que había otras cosas que hacer, pero yo ya estaba segura de lo que quería hacer. Lo que me motivó a venir a Quishuarpampa es que siempre quise hacer trabajos sociales y no importaba en dónde fuera, siempre estuve involucrada en ayudar a los que tienen menos oportunidades para estudiar o para seguir adelante, entonces pensé que tenía un deber de ayudar a los que tenían menos oportunidades, porque dos niños son iguales pero nacen en circunstancias diferentes. Sabía que si venía a Quishuarpampa era por más o menos dos años y sabía que esto implicaba muchos sacrificios, como el no tener cable, luz, agua caliente. Actualmente, llevo un año y medio en la comunidad, pero me costó adaptarme, fue difícil, me adapté después de 4 meses porque no había suficiente trabajo, los pobladores no estaban motivados de trabajar, a las reuniones solo venía una persona, eso fue un gran desafío para mí, y también fue difícil porque no había mucha comunicación, pero ahora creo que eso fue una ventaja porque al no tener comunicación, tenía que hacer amigos acá, y ahora me doy cuenta que la mayoría de voluntarios no tienen tantos amigos como yo tengo.
Cuando llegué, los pobladores no les daban importancia a temas como salud o desarrollo, les faltaba bastante organización, no luchaban juntos por avanzar, estaban más interesados en la crianza de sus animales, yo les invitaba a las charlas de salud y me decían que no podían ir porque no tenían con quién dejar a sus vacas. Yo diría que sí han avanzado un poco, porque ahora las mamás participan más en los proyectos y ahora me escuchan más en algunas cosas, ya están más informadas con temas como diarrea, parásitos, lavado de manos, los temas del que constantemente les hablaba.
    De igual manera, tuve un pequeño percance porque cuando llegué a Quishuarpampa los pobladores pensaban que yo me iba a llevar a los niños, ya que meses antes el presidente al ver que gran cantidad de niños estaban desnutridos les dijo a las madres que tenían que alimentar bien a sus hijos porque si no iba a ir un extranjero y se los iba a llevar, es por eso que cuando llegué algunas de las madres no dejaban que yo talle y pese a sus hijos, hasta una de ellas se llevó a su hijo y dijo que no iba a permitir que yo tallara o pesara a su hijo, me quedé sorprendida porque no pensé que eso iba a pasar. También, los pobladores pensaban que yo era pishtaca[1] porque los pishtacos en Quishuarpampa eran los extranjeros, por eso algunos me tenían miedo, no confiaban en mí, por eso llegué a pensar en irme a otro lugar porque creía que no estaba cumpliendo, pero tenía muchas ganas de ayudar y cumplir en lo que me había comprometido, entonces decidí quedarme. Creo que a los pobladores les costó 2 o 3 meses confiar en mí, pero eso se entiende porque ellos tenían miedo de que yo pueda hacer algo malo a sus hijos. Ahora considero que tengo buena relación con los pobladores de la comunidad, con los niños de primaria, siempre trabajamos, hacemos experimentos, arte, manualidades. Mi experiencia en Quishuarpampa fue buena y no lo cambiaría nada, cuando me vaya voy a extrañar bastante la comunidad pero voy a estar feliz de haberme quedado en Quishuarpampa y no haberme ido a otro sitio. Estoy feliz de ser voluntaria porque al ver que los niños están felices por mi presencia, me pone feliz. He realizado muchos proyectos, como “Niñas poderosas”, “Juntos”, “Viviendo saludable”, “Nutrición y estimulación temprana”.
    Lo que más me gusta de la comunidad ahora es que las mamás ya están más informadas y ya se preocupan más por su salud. La semana pasada, una de las mamás de la comunidad me encargó comprarle jabón líquido para que tenga un mejor lavado de manos, lo cual me sorprendió mucho ya que antes ellas no solían interesarse mucho por temas de salud. Si es que pudiera cambiar algo de la comunidad, cambiaría algunas actitudes, lo cual es algo difícil cambiar pero si podría lo haría, quisiera que las señoras tengan más interés en avanzar en educación, en salud, en temas sociales, porque si tienen ganas de hacerlo, pueden hacerlo porque sin eso es bien difícil avanzar. Por último, la lección que aprendí en Quishuarpampa es sobre la realidad, lo que es el mundo, lo que es la vida, vivir día a día lo que es la pobreza, es una lección muy grande que nunca voy a olvidar, siempre he visto casos extremos y ver cómo estas personas sobreviven y siguen adelante a pesar de todo lo que han pasado, casos como violaciones, violencia familiar, siempre hay un caso peor que otro, esto me enseñó mucho sobre la realidad de la vida”.



















[1]Noción de pishtaco según Tauro del Pino: Personaje legendario de la tradición andina peruana, es un bandolero cuya ocupación es asaltar mujeres u hombres solitarios. Degüella a sus víctimas para comer su carne en forma de chicharrones y vender la grasa.

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